“Ves?”Justine hablò , cuando corrimos hacia ellos. Ella se
sentò en el borde de uno de los asientos del auto, balanceando ambas piernas
una y otra vez mientras Simon trataba de vendar la pierna herida. “Solo es un
rasguño”
“No es solo un raguño” dijo Simon, “Pero no va a necesitar
que te llevemos a la sala de emergencias”
Caleb posò una mano en su cuello y le besò la frente. “Bebe…tienes
que ser mas cuidadosa”
Ella abrió su boca pero luego la cerrò cuando la mano de
Caleb se moviò a su mejilla. Mientras su pulgar la acariciaba gentilmente, ella
inclinò su cabeza y su mirada se suavizo.
“Tù sabes. Me gusta tener un poco de aventura, pero si algún
dìa algo llegara a salir mal—“
“Lo sé” Ella cogió la mano de Caleb que estaba en su mejilla
y la besò. “Lo siento. Lo sè”
Observè el
cambio. Una combinacion entre alivio y confusion. Estaba agradecida de
que estuviese bien y pensaba que era tierno que Calb estuviese tan preocupado,
pero antes de hoy, ellos no se habían visto desde nuestro ultimo viaje desde
Navidad. Ciertamente se veìan bastante conectados emocionalmente, para dos
personas que ocasionalmente salìan.
Lo que me hizo pensar que salir con chicos sin tener nada
oficial necesariamente, era excepcionalmente bueno, o que las emocionantes
experiencias cercanas a la muerte simplemente unían a la gente.
No conocía los efectos de ambas posibilidades.
“Necesitaras lavarte”
Simon dijo, asegurando la venda de Justine. “Pero esto te servirá hasta que llegues a casa”
“Muchas gracias doctor Carmichael.” Justine
cogiò la mano de Caleb y se levantò, parándose en un solo pie. “Me vas a
regalar una paleta?”
Simon le lanzò una
mirada, lo que provocò que Caleb la llevara adentro del auto y la sentara en el
asiento trasero.
Ayudè a Simon a juntar
la gaza y el botiquín medicinal. “Las cosas empezaron temprano este verano, he?”
Sus manos de congelaron,
luego dejó abajo el kit de primeros auxilios y cerrò la maletita. Me mirò, sus
ojos sobre los mios, como si hubiera algo que quiera decir pero sin saber si debería.
Al final, el alcanzò mi
hombro y lo apretò con su mano. “Hay una vieja manta en el asiento delantero
por si te quieres secar”
El cerrò la maleta y se subió
en el asiento del conductor. Mirè una vez màs el cielo, que ahora estaba azul
igual que cuando llegamos, luego rodee el otro lado del auto y me subì en el asiento
del copiloto. Adentro, me quitè la frazada de lana mientras Simon se acomodaba
en su asiento, y Caleb y Justine hacían quien sabìa què , tranquilamente en la
parte de atrás del auto.
“Asi que…” dije, cuando
nadie se movio ni hablò unos minutos màs tarde. “Què era eso?”
Simon me mirò, luego
sacò el parabrisas, durante el camino. Riò una vez màs y dio un largo suspiro. “Eso
era Los acantilados de Chione dándote la bienvenida”
Me movì, sabiendo lo que
encontrarìa cuando mirara hacia el asiento trasero por sobre mi hombro.
Justine, recostada sobre
el brazo de Caleb con su herida pierna apoyada sobre una manta de lana, estaba
sonriendo de oreja a oreja.
“Que artimaña” , dijo
ella alegremente.
“Que artimaña”
“Artimaña?” Justine sostuvo
su plato mientras Papà venìa con una fuente de filete a la parrilla.
“Què significa eso?”
Papà dividiò dos pedazos de la carne con un cuchillo, luego
buscò sobre la alforja enrejada, hacia el lago Kantaka. “Artimaña. Un acto de
sospechoso engaño, usualmente buscando evadir la captura”
“Sè lo que esa palabra significa papà. Pero realmente crees
que herì mi pierna escalando rocas en la playa porque querìa evitar que me
secuetraran? Acaso los secuetradores se detienen al ver un poco de sangre? Y, quièn sería el secuestrador? Un salvadidas solitario? Un demente coleccionista de
conchas? El escurridizo Yeti?”
Sonreì mientras tomaba mi taza de tè caliente. Solo había una
persona que probablemente la raptaría si tuviera la oportunidad, y debido a
ciertas observaciones, ella probablemente se iria por voluntad propia. No podía
hacer esa broma en voz alta, aunque nuestros padres pensaban en Caleb y Simon
como los “Tiernos chicos Carmichael” , ya que los conocían desde que eran
bebes. Ellos sabían que pasábamos mucho tiempo juntos durante el verano pero
definitivamente ellos no sabían lo que la mitad de nuestro grupo había estado
haciendo la mayoría del tiempo, en los últimos años. Y Justine había dejado
claro que querìa que siguiera asì.
“El escurridizo Yeti de invierno, he?” Papà dejo caer un
pedazo de carne en el plato de Justine, y dejò la fuente sobre la parilla
cerrada . “Es asì como me llaman ahora?”
Justine y yo nos miramos atravez de la mesa y nos reímos. Papà
era seis coma cuetro pies de altura (1.95 metros. Casi dos) y usualmente andava
levemente enconrvado—algo que èl atribuìa a lidiar con las puertad demasiado
pequeñas , pero que en realidad tenía màs que ver con el resultado de llevar
cuarenta años usando la computadora. Su mala postura combinada con su
desordenado pelo blanco y una gran barba lo hacia parecerse a la legendaria
criatura.
“Què pasò con Happy Papi ( se refiere a papi feliz pero
suena mejor en ingles ) , Papá cool?” Se sentò y se sirvió otra copa de vino
tinto. “Y cual era el màs reciente? Largo y algo mas…?
“Gran Papà” Justine
dijo, en un tono de burla, como si no pudiera creer que èl hubiera olvidado uno
de sus sobrenombres de mascota para èl.
“Claro. No se si debería o no estar ofendido por ese
sobrenombre” Él frotó su redonda panza. “Pero en realidad se me ocurrió otro en
el camino hacia aca que pienso que deberíamos incluir en nuestra conversación diaria
lo màs pronto posible”
“Lo tendremos en cuenta” Dijo Justine.
Papà tomò un pan de la canasta del centro de la mesa, sacò
un pedazo y se lo metió a la boca.
“Rey”
“Rey?”Justine preguntò. “Rey què?”
Èl se encongiò de hombros. “Sòlo eso. Rey”
“No esta mal…pero eso haría técnicamente a mamà Reina. Y no
creo que ella este de acuerdo en ser la segunda al mando—incluso solo por un
nombre” Justine mirò a mamà para que s elo confirmara.
Mamà, que había estado mirando su pedazo de carne con un
cuchillo como si estuviese hecho de metal en vez de carne, se detuvo un
momento.
“No puedo creer que aùn estén haciendo esto”
“Las chicas están creciendo” Papà adimitiò. “Pero siempre
serè su Gran Papà. Hasta que la edad me alcanze y empiece a envejecer y a
encogerme. Entonces sere…Pequeño gran papi? Papi mediano? Gran
Papà?”
“Puedes ser el gran maestro del universe por siempre. Ese no
es el punto”
Papà levantò sus cejas, considerando la sugerencia en vez
del hecho de que Mamà no estaba divertida. No es como si el hecho estuviera
fuera de lo normal, ya que Mamà raramente se divertía. De los dos ella siempre había
sido la màs seria, disciplinada. Ella
era la presidenta de la Capital Franklin, un servicio de financias en Boston, y
Papà era un escritor y un profesor de literatura Americana en el el colegio
Comunidad de Newton. Las características requeridas para sus respectivas profesiónes
usualmente se trasladaban a la vida en casa.
“Entonces cual es el punto, mi amor?” Apoyandose en la mesa,
èl gentilmente moviò el cuchillo y el tenedor de sus manos y empezó a cortar la
carne.
“Que tù tienes 18” Mamà mirò a Justine y frunció el ceño. “Que
eres una adulta. Los errores que cometes ahora ,importan”
“Asi que pueda que tenga una pequeña cicatriz por el resto
de mi vida”Dijo Justine. “Gran cosa”
“Tienes suerte de que haya sido solo un corte”
Justine me mirò, la sonrisa que llevaba desde que estuvimos
en el auto de Simon desapareció. “Mamà, quedamos atrapados en una tormenta y
nos resbalamos en algunas rocas. Los accidentes pasan”
“Lo hacen, Y si tuvieras ocho años y realmente hubiera
ocurrido en la playa, besarìa tu rodilla y todo estaría bien”
“Wow!” exclamè, apuntando al lago. Los Beazleys finalmente
se compraron una nueva canoa. Es tan…larga”
Terminando de cortar la carne de Mamà, Papà dejo el cuchillo
y el tenedor en su plato y me mirò.
“ No vale la peña pequeña”
Justine moviò la cabeza. “Estoy confundida”
Tratè de atrapar la mirada de mamà para que pudiera rogarle
silenciosamente que no dijiera lo que iba a decir, pero no había caso. Ella
estaba en una misión—y a punto de meterme en serios problemas con la única persona
que querìa seguir bien.
“No estuviste en la playa Justine. Estuviste en Los
Acantilados de Chione”
Sostuve la respiración. Las palabras de Mamà fueron seguidas
por un silencio.
“Eso es imposible”Justine dijo finalmente, tomando la
servilleta de su regazo. “Nunca había escuchado de ese lugar”
“Enserio? , entonces, de que acantilado mortal estaba
hablando tu hermana?”
Cerrè mis ojos y me recostè sobre la silla. No tenía que
mirar a Justine para saber que ella me observaba, su expresión con una mescla
de sorpresa, duda, y dolor.
“El último verano” Mamá continuó “ Tu estabas afuera y
Vanessa estaba aquí, alterada. Le preguntè que andaba mal, y ella me contò como
encontraron el acantilado, como iban cada año, y lo mal que se sentía ella por
tener tanto miedo de saltar”
“Hablando de eso, quizás deberíamos ir a darnos una rápida sambullida
en el lago después de la cena” dijo papà, tranquilamente.
“Què dices?”
“Dijimos que no lo diríamos” Justine me dijo, como si
fueramos las únicas personas en la mesa. “Dijimos que era nuestro secreto. Eso era lo que lo hacìa tan especial”
La mirè.
“Lo sè, yo—“
“No culpes a Vanessa” dijo Mamà.
Justine se echò en su silla, Papà le puso mantequilla a un
pan, y mamà se tomò su copa de vino, y yo busquè las palabras en mi cerebro que
podrían arreglar las cosas. Querìa decirle a Justine que no querìa decir nada,
que solo estaba frustrada conmigo mism despues de nuestro viaje al acnatilado
el verano pasado, y que eso me había hecho frustrarme conmigo misma por haber
tenido miedo de todo lo demás todos los años anteriores.
Querìa decirle a Mamà que estaba justo en el lugar
equivocado en el momento equivocado, y que ella había prometido que no diría nada,
mietras que yo haría lo que pudiera para evitar que Justine volviera a saltar
cuando volviésemos a ir denuevo—
Y que no lo había hecho porque nunca podría evitar que mi
hermana hiciera algo que la hacìa tan feliz. Y querìa decirle que lo sentía, lo
sentía tanto, pot todo esto.
Pero no podía.
No podia decir
nada. Quiza era porque tenia miedo de que todo saliera mal, pero las palabras
no salieron de mi boca .
“Y cuáles son tus planes con el chico Carmichael?” Mamà
preguntò.
Mis ojos rotaron desde Mamà a Justine. Definitivamente no le
había dicho ni una palabra a nadie sobre Caleb.
La cara de Justin enrojeció. “Mis planes?”
“Saltando de acantilados y haciendo quien sabe què con un
agradable chico que no sabe la diferencia entre un video juego y una laptop, estas
arriesgando todo tu futuro. La escuela de Medicina, años de éxito
y felicidad”
“No esta
deliciosa la carne?” Papà
preguntò. “No muy cruda, no muy crujiente”
“No creo qu algo de diversión vaya a arruinar mi vida”
Justine empujò su silla, sus ojos azules reluciendo en la oscura noche. “Ademas,
algunas cosas son màs importantes que una excepcionar educación y un trabajo
muy bien pagado”
“Gran papà tiene una idea” Dijo Papà, lamiendo sus dedos”
Què tal si acabamos esto por hoy y mañana continuamos, después de una buena
noche de sueño?”
Justinne se levantò, su rodilla buena pateando la mesa y
haciendo tambalear los platos y vasos de la mesa. Ella se acercò hacia mi
cuando pasò a mi lado, y sus ojos se veìan incluso màs brillantes de lo normal,
como si tuvieran una luz.
Se volteò para que mamà y papà no vieran su cara y dijo una
palabra, lo suficientemente fuerte como para que yo la oyera.
“Buu”
Calidas lagrimas brotaron de mi ojos. Aturdida, la vi
caminar por el piso y entrar a la casa, haciendo rebotar la puerta detrás de
ella.
“Solo quiero que ella siga su rumbo” Mamà dijo, después de
una pausa.
“Y yo solo quiero que alguien me ayude a pintar el pòrtico”
dijo Papà
Los ignorè a ambos, y mirè hacia el lago.
Buu, no “Muchas gracias”, o “Realmente me hiciste esto a mi?”
o incluso “Estas por u cuenta ahora”
Todo lo que probablemente me hubiera hecho estallar en
lagrimas pero no me hubiera hecho sentir un cosquilleo por la piel como lo que
provocò esa única palabra.
Y no había forma de saberlo en ese momento, pero esa serìa
la última palabra que Justine me diría. En los días siguientes, recordarìa el
momento una y otra vez en mi mente, viendo sus ojos azules y escuchando su
suave voz, y , por alguna razón, oliendo a agua de mar…aunque ella aun estaba a
mi lado en la punta del acantilado, su piel y su pelo estaban en el mar.
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